Los arqueólogos siempre explican que la Muralla de Lugo es como un ser vivo, que está en constante evolución y necesita cuidados especiales y vigilancia permanente. Una de las zonas más dañadas del monumento romano va a ser rehabilitado a lo largo de este año. Se trata del cubo XXX, en la Rúa Clérigos, cerca de la Praza de Pío XII.