La economía española, desde los años de la anterior recesión (2008), ha ido dependiendo, en gran medida, de la fortaleza y el empuje de sus exportaciones a cualquier parte del mundo. No obstante, tras la irrupción de la crisis del COVID-19, muchos expertos apuntan a que la venta de productos en los mercados exteriores va a experimentar una significativa caída, especialmente en el segundo trimestre del año, a pesar de que vivimos en una economía totalmente globalizada e interconectada. Y aunque esta dinámica no se va a producir en todos los sectores económicos por igual, ni todos los mercados se van a comportar por igual, sí que se espera, a grandes rasgos esta reducción.